Fuente: Yahoo Sports |
No pudo ser entonces pero quiso el destino y el propio Rasheed que sus anteriores decepciones con North Carolina y Portland tornaran en el éxito máximo con los Detroit Pistons exiliados del centro hacia la periferia burguesa de Auburn Hills y tiene mucha guasa que tras el ruido mediático propiciado por los "Bad Boys" de Isiah y compañía, tuviera que ser este hijo de Philadelphia la guinda que culminase con un título que hará inmortales a los Wallace & Wallace de principios del siglo XXI en los históricos pistones de Detroit. Se le veía más asentado en su papel de líder discreto, capaz de anotar cuando se sentía fino pero ayudanto al equipo siempre. Con una economía voyante que solucionaría el futuro de varias generaciones de familias al uso, no debería extrañar que nuestro protagonista de hoy luciera más asentado y centrado en el objetivo final del equipo, pero son tantos los casos opuestos y era tal el aroma de maldito que desprendía este chico, que uno pensaba que jamás lo lograría. Y ahora sé que si no era un plan preconcebido conscientemente, lo sería, sin duda, desde lo más profundo de este alma indómita con cara de pocos amigos y un tiro en suspensión desde la distancia más propio de estilistas tiradores de 20 cms menos y muchas más horas de gimnasio.
No sé si podrá desarrollar su carrera como asistente, pero sé que dónde esté servirá de ejemplo para jóvenes en busca de la verdad del deporte profesional de pago y no sé como reaccionaría si me lo encontrara en una cancha frente a mi. Sí, ahora sé que lo primero que haría es darle la mano junto a mi agradecimiento expreso porqué él también contribuyo a hacerme como soy. Eso sí, los que no le visteis jugar estáis perdiendo el tiempo sin conseguir disfrutar de ese partido de playoffs dónde mejor se podía entender a este ganador maldito que hasta vilipendió a la propia NBA.
Love You all ;)
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