sábado, 3 de diciembre de 2016

Belinelli

Cierro trilogía con Marco Belinelli. Un tipo que siendo muy joven tuvo la inmensa fortuna de compartir equipo con el mejor escolta de todos los tiempos para el que esto escribe, Manu Ginobili. Y encima lo hicieron en una ciudad en la que me encantaría vivir: Bolonia. Y nosotros jugamos una final de la Euroliga contra ellos y...la perdimos.

Fuente: nba.com
Como veis ahí arriba, también ha ganado el título de la NBA y para hacerlo con unos zapatos como los que viste no se puede ser sencillo. Parece que el dichoso trofeo pesa y, pese a eso, él lo sujeta con solvencia. Pura toscana. Bella Firenze e piu bella vita. No se me ocurren demasiados lugares en el mundo dónde se pudiera vivir mejor que allí, con su monte bajo de clima templado y personalidad, mucha personalidad. Jamás Roma podrá hacer sombra a l@s toscan@s, y Marco tubo la suerte de crecer como jugador de baloncesto allí y encima en la ciudad que alberga su más importante universidad y donde convivían dos equipos de baloncesto de nombre potente: La Virtus y La Fortitudo, y en ambos jugó nuestro protagonista de hoy.

Ahora tiene 30 y sigue en la liga más poderosa pero este chico es uno de los que haría a la Euroliga subir un escalón porqué derrocha calidad y encanto y ahora que el basket transalpino no atraviesa su mejor momento, me encantaría que alguien como él hiciera resurgir a cualquiera de los clásicos equipos italianos sin los que la máxima competición europea no es lo mismo: Porqué, ¿Quién de mi generación no se emocionaría viendo de nuevo a la Benetton De Treviso o al loquesea de Siena?

Sé que vivimos tiempos dificiles pero algunos románticos del baloncesto añoramos el pasado y allí habita una parte muy importante del baloncesto europeo. Ese al que enviaban con un lazo a los norteamericanos que flaqueaban en las ligas profesionales americanas por diversos motivos, tantos como la vida misma.

Love You all ;)

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