domingo, 18 de diciembre de 2016

La penya

Me cuesta cerrar trilogía con otro caso del baloncesto USA cuando me siento tan en deuda como vasco con un club como el Joventut de Badalona, cuando recuerdo unas polémicas declaraciones de su actual presidente y conductor, el señor Jordi Villacampa, en las que afirmaba que su club estaba en desventaja con respecto a los clubes de la ACB futboleros y con todos aquellos que recibían ayudas institucionales de distinta índole cuando en su comunidad de Cataluña y en su provincia de Barcelona, dichas ayudas ya habían sido suprimidas en su mayoría dada una crisis económica mundial que estaba reajustando los beneficios de los que mandan en este jodido planeta.

Fuente: twitter
Es difícil desde fuera entender Badalona cuando uno la ve pegada a la todopoderosa Barcelona. Necesitas conocer gente de allí y si, encima, lo que tienes como ejemplo es Rentería con respecto a San Sebastián o Barakaldo con respecto a Bilbao, el lío está garantizado, pero para los aficionados al basket jamás resultará vulgar un equipo al que vimos ganar la copa de Europa con dos americanos irrepetibles y unos canteranos de los que solo se conocían en Euskadi por el jodido fútbol, porqué el bueno de Shegun tuvo que moverse de su parte vieja querida para aprender lo que era ese deporte importado por los americanos y sus bases militares ibéricas que tan felices parecía hacer a chavales que ni olían la verdad del suelo que pisaban.

Es que acabo de ver como casi la lían en el palau que adoraba en el pasado por el mero hecho de ser el único recinto que plantaba cara al todopoderoso Real Madrid del régimen, y no puedo si no acalorarme recordando lo bobo que era y soy, porqué he de reconocer que aunque gozara con los de verde, en realidad flipé a colores con un triple de Djorjevic desde ninguna parte cuando los pobrecillos parecían los serbios del Partizan.

Nadie podrá jamás sentirse poderoso si no reconoce que es el peor de los peores y los clubes de baloncesto vasco han recibido demasiada ayuda institucional para aprender lo que un grande como Jordi nos quiso enseñar desde una experiencia propia que resultaba infinitamente más real de lo que es la gran mentira vasca, en la que nadie tiene la razón y una pelota rebota una y otra vez desde una pared enorme llena de ángulos y unos suelos en los que jamás falta una rejilla que evita inundaciones hasta que hay riadas.

Love you all ;)


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