sábado, 4 de febrero de 2017

San Diego Clippers

Ni siquiera fue la primera franquicia NBA de la ciudad. Antes, los Rockets también jugaron allí, cuando no eran tantos y la liga iniciaba competencia feroz con la incipiente ABA, del 67 al 71, para mudarse después a la pujante ciudad de Houston, en el poderoso estado de Texas. No podía ser que tanta ciudad de la costa este estuviera lucrándose con ello, y San Diego puja para realojar siete años después a los Buffalo Braves, para renombrarlos y rediseñarlos como los San Diego Clippers. Lo tenían todo para triunfar, pero como siempre ocurre, ese todo era nada porqué la liga demandaba recintos modernos con capacidad para atraer y atrapar un público que representaria la clave del verdadero desarrollo de la liga profesional más poderosa del planeta basketbolero.

Fuente: www.pinterest.com
El gran Will Walton es de allí, y mientras en su infancia-adolescencia pudo mamar la realidad de los Rockets gracias a que su físico peculiar le predirigía a la practica deportiva más acorde a ella y a que tenía unos padres que, lejos de cuartear cualquier iniciativa de desarrollo personal, le permitían relacionarse con unos jóvenes deportistas que formaban la franquicia de los Rockets durante aquellos años de experimentación y desarrollo que se vivían por la costa sur pacífica de USA; y que  William Theodore Walton III aprovechó para formarse en la prestigiosa y basketbolera universidad cercana de UCLA, ganar allí y seguir ganando en su estreno de cobro legal con los Portland Trail Blazers de la NBA. Después, la llamada de su San Diego natal resultó irrechazable y el bueno de Will se erigió en estandarte de aquella nueva aventura de la ciudad y su intento de engancharse al negocio de la NBA.

Fueron años difíciles porqué nuestra cultura capitalista solo entiende de victorias a la hora de generar negocios fructíferos y aquello no ocurrió al sur de la California del poderoso norte, y hoy "The Big Red Head" se lamenta de ello, cuando recuerda una carrera que conoció gran parte del pack completo de la realidad competitiva de élite.

No dudo que pocos mercados más acordes habrá para la expansión de la liga que el que representa la ciudad de San Diego y sus gentes, y entiendo que las esperanzas actuales que pueda tener México de disfrutar de partidos-espectáculo como los que ofrece la NBA pasan porqué se de la vuelta a la sartén y sea la gente del sur la que pase la frontera para disfrutar del ocio vicioso (sin connotaciones negativas) que se ofrece al otro lado para no herir la falsa virtud de los que creen que porqué ellos vivan de una manera y no vean más allá de donde quieren ver, esa realidad no existe.

Viva yo y mi imbecilidad! Preguntad lo que pasó en Tijuana y entended parte de lo que digo. El baloncesto es maravilloso pero los negocios creados a su al rededor son como la mayoría del resto de negocios que se camuflan con nombres de organizaciones caritativas para crecer, pero: ¿De verdad se preocupan de que vivamos en un mundo mejor?

En San Diego tienen una gran oportunidad porqué si las fronteras son por sí mismas artificiales, las actividades transfonterizas que promulgan una vida en común sana y sostenible son las que nos ayudarán a vivir mejor cuando estemos preparados para abandonar nuestros miedos y compartir todo lo que sabemos como ordenan tantas y tantas religiones que después jamás lo hacen.

Love You all ;)


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