Fuente: cadenaser.com |
Sinceramente. He de admitir que cuando escuché lo de sus problemas físicos; sí, aquellos que llevaban a médicos renombrados a recomendarle que dejara la practica deportiva extrema por una cuestión vital, solo pensé en el club y los problemas que ello conllevaba a la maltrecha economía del mismo y no pensé en la persona que había detrás del jugador de baloncesto, pero ahora, afortunadamente, creo que he evolucionado lo suficiente como para ampliar mi panorámica y comprender que lo que este chaval hizo por ese club es infinitamente más de lo que yo jamás soñaré.
Me resultaba hasta gracioso ver como, pese a que tod@s sabíamos que era zurdo-zurdo, él lograba bandejas y medios ganchos con su mano buena una y otra vez y me resultaban hasta burlescas las diagonales que se cascaban SanEme y él arrancando desde bien lejos. Yo lo hago ahora y trato como él de no olvidarme de mi mano tonta y recomiendo a mis amigos que lo hagan porqué lo que hacemos con un lado lo deberíamos repetir con el otro tod@s.
Ayer volvió a su cuidad, esa que ha sido y será para siempre porque allí el guarda amigos de verdad con los que podrá contar mañana. Seguro que saludó a más que a Salazar pero también ahí volvió el club a ganarse mi aplauso por emocionarme con las imágenes de ese reencuentro en los bajos del Buesa. Si nos vamos a americanizar que sea por esas vías y no por las que huelen a plomo. Y Fabien: Vuelve. Vuelve una y mil veces a darnos lecciones de saber estar y a sonreirnos mientras haces malabares con varios balones del tipo que sea.
Que gustazo sentiría si pudiera compartir cancha también contigo!
Love you all ;)
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