En el primer instante tras leer la noticia del corte de Luis Scola por los Brooklyn Nets pensé que veía alucinaciones, porqué nunca creí que leería una noticia así. Después supe también del corte de José Manuel Calderón y confirmé que cada vez un veterano de la NBA debe de ser más Superman que otra cosa, si quiere continuar jugando en la liga de baloncesto más poderosa. Los veteranos solo interesan a los equipos que aspiran al título y por un periodo corto de tiempo que gustosamente cortarían y pegarían si pudieran. Y eso que están que les sale el dinero por las orejas, porqué el caso del contrato despido de Calderón por los Warriors me ha parecido de lo más subrealista que he conocido en este tipo de operaciones: Un chico que contratas por cumplir con tu compromiso previo, para pagarle el lucrativo salario que le prometiste por el resto de la temporada, y terminar por despedirlo en menos de dos horas para fichar a otro que te interesa más en ese preciso instante. Imagino lo poderoso que debe ser el agente del bueno de Jose.
Desde que sigo la NBA he conocido muchos casos de jugadores que firmaban su último contrato; para, al poco, comenzar un declive en muchos casos inevitable, dados los trotes que se dan nuestros admirados atletas. Inmediatamente se convertían en polémicos protagonistas de traspasos entre equipos deseosos de emprender dispares caminos. Los que querían desprenderse de la losa salarial que habían firmado y los tenía atenazados, convencían a los que necesitaban reclamos en forma de nombres milagro que les permitiera seguir estirando un chicle que ya había perdido su sabor y estaba a punto de romperse, para pringar la cara del ejecutivo al cargo de la operación.
Ahora me da que cada vez se hila más fino, y poco más que favores entre agentes y directivos pueden permitir operaciones de esta clase. Los veteranos tienen cada vez más difícil seguir dando guerra, mientras el reclamo de los nuevos valores resuena más y más, para despejar dudas sobre el funcionamiento de los tiempos modernos. Soy de los que lo comprende perfectamente porqué cada vez admiro más a las nuevas generaciones, muchos de ellos me demuestran que la mayoría de lo que se lee en prensa son ganas de polemizar para vender, pero no puedo evitar pedir toneladas de ánimos y aplausos para los descartados, deseando, de paso, que sigan dándonos alegrías y lecciones de pura clase sobre un parquet. Nada se debe de temer cuando se sabe que uno lo ha dado todo.
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