sábado, 17 de marzo de 2018

Coach

Para un friki basketbolero como el que escribe resulta gratificante despertarse con la noticia de la eliminación de todo un número uno nacional como la universidad de Virginia en su primer cruce del torneo final masculino de la NCAA, aunque sea a cargo de un absoluto desconocido para él como los UMBC Retrivers: Pero es que el perrito de su logo resulta tan adorable...

Y es que este mes de marzo que nos trae la primavera en el hemisferio norte no podría estar mejor elegido para contener esa locura que rompa tanta inercia perfeccionista sistemática. Algo así como lo que nos explicaba mi admirado Jota Cuspidera en su vídeo-charla explicativa de las vivencias que está experimentando en su viaje a Tejas y la organización que más está influyendo al baloncesto de cobro en los últimos tiempos: Los San Antonio Spurs. Jota agradece a su colega Ettore Messina la invitación de la única forma que sabe: Viviendo la experiencia y transmitiéndola: Muchas cosas sí que cambian a mejor.

Fuente: www.lacapitalmdp.com
Uno debe quitarse el máximo de temores de encima para ser feliz. El baloncesto es ideal para ello tal y como experimento cada jueves cuando me junto con otros viejos rockeros con ganas de jugar. Siempre he pensado que muchas de las críticas que hacemos a l@s jugador@s desde la grada se nos caerían de la boca si pisáramos más la cancha y sintiéramos en nuestra propia carne las situaciones de juego reales o, al menos, una parte de las mismas. Y es precisamente en la transmisión de estas vivencias y realidades dónde estriba, a mi entender, la dificultad real del trabajo del coach: En el fondo y la forma de hacerlo en medio de unas circunstancias que nunca serán las que el coach visionó.

Asomaros al torneo final como os apetezca, pero no olvidéis que l@s verdader@s héroes y heroínas los tenemos generalmente mucho más cerca de nuestra puerta. Ser capaz de hacer funcionar a un equipo sin medios no tiene precio y es mucho más real. No somos nada si no distinguimos entre realidad y ficción. Escuchar a Jota ayuda tanto como no perder el tacto de la pelota gorda naranja y ahora hay unos balones que ni soñábamos. Jamás dejaré de divertirme cuando el imposible se dé en el baloncesto de cobro y sus aledaños, pero sin olvidarme del camino que conduce al parquet. Ojalá lo consigamos.

Love You all ;))



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